lunes, 10 de octubre de 2011

INTERVENCIÓN-(ES)

Fueron los castillos de arena, ella me lo había advertido, pero yo no quise hacerle caso. Era tan lindo verlos elevarse con todas esas torres…
Sí, yo sé que fueron los castillos de arena, pero es que eran más que eso. Cada palita cargaba un mundo de risas, de esperanzas, de inocencia  y ésa era nuestra forma de volar, de irnos.
El mar, siempre el mar, y los castillos, y las palitas, y los baldes, y la arena, y vos y yo, y yo y vos.



     La amordazan, quieren callar su voz, como si un pedazo de tela fuese suficiente para silenciarla. Es que     no saben, no la conocen, ella es más que palabras, ella habla con los ojos, con su cuerpo, pero sobre todo,  con sus acciones. Ella ya eligió y vamos a escucharla, porque no le hace falta el ruido de las palabras para  decir.



Camino muy despacio, un pie luego el otro, como si toda la acción ocurriese en cámara lenta, un pie luego el

otro y así avanzo, pesada, como si el mundo se encontrase en mi espalda. Un pie luego el otro, sigo

caminando y me acerco a mi destino, sé lo que viene, y hacia allí me dirijo, porque es lo que elijo. Un pie

luego el otro, como un cuadro que alguien va pincelando. Un pie luego el otro, camino mis miedos, los ando,

los recorro, los transito. Un pie luego el otro, empiezo a ponerme en posición. Un pie luego el otro, el

momento llegó. Un pie luego el otro…

¡Y salto!
                                                          

                                           ¡Y ya salté!